¿Por qué ya no dormimos como antes?

Dormir bien es una necesidad, pero hoy muchas personas descansan menos y peor. ¿Qué cambió en nuestro entorno y cómo impacta en el sueño?
¿Por qué ya no dormimos como antes?
Dormir bien no es un lujo, es una necesidad. Un sueño de buena calidad es clave para sentirnos bien y mantenernos saludables. Sin embargo, actualmente una parte significativa de la población adulta no cumple con las recomendaciones de sueño, ya que se estima que uno de cada tres adultos duerme menos de las 7 a 9 horas sugeridas por noche.
La luz y su impacto en el sueño
Uno de los principales factores que influye en el ciclo sueño-vigilia es la luz. La oscuridad de la noche favorece la producción de melatonina, una hormona que desempeña un papel clave en la inducción del sueño. En contraposición, la exposición a luces intensas antes de dormir puede retrasar la liberación de melatonina, lo que incrementa el tiempo que tardamos en conciliar el sueño y altera el ritmo circadiano natural del organismo.
El entorno moderno y la luz artificial
En los últimos años, el entorno en el que vivimos ha cambiado muchísimo. Las ciudades están cada vez más iluminadas por las noches y eso tiene consecuencias. A esta luz artificial nocturna se le conoce como ALAN (por sus siglas en inglés), y varios estudios han mostrado que puede afectar nuestro sueño, entre otros problemas de salud.
La preocupación actual no se limita únicamente a fuentes tradicionales de luz artificial como alumbrado público o carteles luminosos. Un foco particularmente relevante hoy en día es la exposición a la luz emitida por dispositivos electrónicos. Teléfonos, tablets, computadoras… todos estos dispositivos emiten luz azul, la cual tiene un impacto especialmente disruptivo sobre el sueño. De hecho, este tipo de luz puede enviar señales al cerebro que inducen la percepción de que aún es de día, incluso en horas avanzadas de la noche.
En 2022, el 85 % de los estadounidenses ya tenía un smartphone, cuando hace solo 10 años ese número era del 35 %. Y la mayoría admite que revisa el celular antes de dormir. No es casualidad que durmamos menos y peor que antes.
El cronotipo y los cambios con la edad
Además, nuestro “reloj interno” cambia con la edad. A eso se le llama cronotipo. Por ejemplo, los adolescentes tienden a tener un ritmo más nocturno y también pueden ser un poco más resistentes a los efectos de la luz artificial, pero eso no significa que estén libres de sus consecuencias.
Bibliografía