Comer bien no es una moda

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Una buena alimentación no solo previene enfermedades: también puede ayudarte a recuperarte de ellas. Conocé por qué comer bien sigue siendo una de las decisiones más simples y efectivas para tu bienestar a largo plazo.

Comer bien no es una moda: así influye la nutrición en tu salud

Desde hace siglos sabemos que lo que comemos tiene un impacto directo en nuestra salud. Hoy, la ciencia lo confirma con mayor fuerza: una buena alimentación no solo previene enfermedades, también puede ayudarte a recuperarte de ellas.

De la historia a la ciencia moderna

Aunque fue en el siglo XVIII cuando científicos como Lavoisier comenzaron a estudiar cómo el cuerpo obtiene energía de los alimentos, el gran salto llegó en el siglo XX. Descubrimos las vitaminas y entendimos las enfermedades que aparecen cuando ciertos nutrientes faltan.

Según la Organización Mundial de la Salud, uno de los principales desafíos actuales es la carencia de micronutrientes esenciales como vitaminas, minerales y aminoácidos. Aunque se consuma suficiente cantidad de comida, sin estos nutrientes el cuerpo no puede desarrollarse ni funcionar correctamente.

¿Qué es una alimentación saludable?

Comer bien no significa solo contar calorías. Una alimentación saludable implica cubrir nuestras necesidades energéticas y nutricionales según la edad, el sexo y el estilo de vida, pero también disfrutar la comida y compartirla.

  • Darte la energía que necesitás.
  • Incluir suficientes proteínas, vitaminas y minerales.
  • Ser variada (ningún alimento contiene todo lo que el cuerpo necesita).
  • Tener una buena proporción entre todos los nutrientes.

La pirámide alimentaria y la dieta mediterránea

Para guiarnos a comer mejor, existen herramientas como la pirámide alimentaria, que indica qué alimentos deberíamos consumir con mayor o menor frecuencia.

Entre los modelos de alimentación más recomendados está la dieta mediterránea, típica de países como España, Italia o Grecia. Se basa en alimentos frescos y poco procesados: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva, pescado, algo de lácteos y un consumo muy moderado de carne y dulces.

Beneficios comprobados

Numerosos estudios demuestran que seguir la dieta mediterránea puede:

  • Mejorar la salud cardiovascular: reduce el colesterol LDL, mejora la circulación y protege el corazón.
  • Ayudar a controlar la presión arterial, la diabetes y la obesidad.
  • Prevenir enfermedades cognitivas como el Alzheimer.
  • Reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de colon y mama, gracias a sus antioxidantes y ácidos grasos saludables.

Una decisión cotidiana que impacta a largo plazo

En resumen, la ciencia lo confirma una y otra vez: una buena alimentación es clave para mantenernos sanos. Aunque el conocimiento sobre nutrición sigue creciendo, hay algo que no cambia: comer bien no tiene por qué ser difícil ni aburrido. Apostar por una dieta natural, variada y equilibrada —como la mediterránea— sigue siendo una de las formas más efectivas y sencillas de cuidar nuestra salud día a día.

Elsevier. Medicina de Familia SEMERGEN: Alimentación saludable y dieta mediterránea

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