Ultraprocesados y obesidad: el desafío de salud

El consumo de ultraprocesados impulsa la epidemia mundial de obesidad. Su alta densidad energética y aditivos afectan metabolismo, saciedad y microbiota, elevando el riesgo de sobrepeso, enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
El exceso de peso se ha convertido en un problema urgente y creciente de salud en todo el mundo. Se estima que para el año 2035, más de 4 mil millones de personas —más del 50% de la población mundial mayor de 5 años— vivirán con sobrepeso u obesidad.
Esta tendencia es especialmente preocupante en la población joven. Si no se revierte la pandemia de obesidad, para 2035, 1 de cada 5 niños y casi 1 de cada 5 niñas entre 5 y 19 años tendrá obesidad.
¿Qué está impulsando esta crisis?
Aunque la obesidad es una condición multifactorial, existe un consenso científico claro: los cambios en la alimentación y la actividad física son factores clave en el auge de la obesidad.
En particular, las transformaciones en los sistemas alimentarios globales han impulsado la adopción de una dieta occidental, caracterizada por un bajo contenido de fibra y un alto consumo de grasas, azúcares añadidos y carbohidratos refinados.
El grado de procesamiento de los alimentos es un determinante crucial de su impacto en la salud. Es así que el consumo de alimentos ultraprocesados (AUP) sería uno de los principales motores de la pandemia de obesidad.
¿Qué dice la ciencia sobre los AUP?
- Aumento de peso corporal
- Mayor riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas
- Problemas cardiovasculares y crónicos
Los AUP tienen características nutricionales, físicas y químicas nuevas en la evolución humana: alta densidad energética, estructura alimentaria alterada, y presencia de aditivos como emulsionantes, colorantes o edulcorantes. Estos factores pueden afectar el metabolismo, las señales de saciedad, la microbiota intestinal y otros procesos fisiológicos, contribuyendo a una mayor acumulación de grasa corporal.
Conclusión
La evidencia es contundente: los alimentos ultraprocesados no solo han transformado nuestra forma de comer, sino que también están teniendo un impacto profundo en nuestra salud. Su consumo excesivo está vinculado al aumento de peso, la obesidad y una larga lista de enfermedades que siguen creciendo a nivel global.
Combatir la obesidad requiere mucho más que contar calorías. Apostar por una alimentación más natural, con productos frescos y mínimamente procesados, no solo es una decisión saludable, sino también una manera de recuperar el control sobre lo que comemos. Porque en la lucha contra la obesidad, el primer paso está en el plato.